**
*
Basilio Tomás Sancho Hernando o Basilio de Santa Justa y Rufina Sch. P. , (Villanueva del Rebollar de la Sierra, provincia de Teruel, 17 de septiembre de 1728-Manila, 1787). Religioso español, arzobispo de Manila.
Estudió Teología en Daroca y Zaragoza en 1743, siendo ordenado sacerdote. Se trasladó posteriormente a Valencia siendo nombrado secretario general de las escuelas pías de la ciudad. En 1762 era ya procurador general de la Orden en la provincia escolapia de Aragón. En 1764 se le nombró predicador real y calificador del Santo Oficio, mostrándose partidario de la expulsión de los jesuitas. En 1765, Carlos III lo propuso para la mitra de Manila, siendo nombrado al año siguiente por el Papa Clemente XIII. En 1766, fue nombrado arzobispo de Manila. El 17 de julio de 1767 llegaba a su nuevo destino.
Al poco de llegar a Manila y al intentar recorrer la diócesis como era costumbre, los jesuitas en particular y el clero en general se opusieron. Eso acrecentó aún más sus convicciones frente a los jesuitas. Para combatir a los sacerdotes de la zona, se empeñó en una amplia campaña para la formación de curas nativos con los que trataba de sustituir a los regulares de la diócesis.[1]
El 17 de mayo de 1768 llegó de la península el decreto de expulsión de los jesuitas. Cinco días después emitía un Edicto en el que condenaba las prácticas de la Compañía e invitaba claramente a la obediencia al Monarca y a rechazar las enseñanzas de Ignacio de Loyola. La expulsión de los jesuitas fue un auténtico problema. El 1 de agosto partían los primeros 64 jesuitas expulsados que, sin embargo, se vieron forzados al regreso por una tormenta en el mar. La demora se alargó hasta el verano siguiente.
Por su parte, los enfrentamientos entre el arzobispo y el gobierno de Manila eran constantes, especialmente con el oidor Juan Domingo de Basaraz que confiscó varios libros de crítica a la Compañía de Jesús editados en Madrid con el visto bueno de las autoridades españolas. Contraviniendo al gobierno de Manila, animó a los fieles a la lectura de los libros confiscados y comunicó en varias ocasiones a la Corona Española la contumacia de las autoridades de Manila.
En 1770, la mayoría de los jesuitas habían partido de Filipinas. Además por la misma época Basaraz fue procesado por el nuevo gobernador, Simón de Anda y Salazar, con lo que la posición antijesuítica de Sancho de Santa Justa fue finalmente recompensada en el terreno religioso y político.
El 17 de diciembre de 1787, días después de su muerte, fue nombrado Arzobispo de Granada sin llegar a tener efecto alguno. (Tomado de WIKIPEDIA)
La versión tradicional más extendida de la vida de Santa Orosia, recopilada y escrita por Alavés y Lasala en 1702, nos cuenta que Santa Orosia nació en la ciudad bohemia de Laspicio en el año 855, un año después que sus padres, los príncipes Boriborio y Ludmila recibiesen las aguas bautismales. San Metodio, evangelizador de aquellas tierras hizo lo mismo con ella el año 868. Su nombre eslavo, Dovroslava, Eurosia en su versión grecolatina, significa «Buena Rosa». A los quince años de edad, el 870, fue casada mediante poderes con el mítico rey aragonés Fortún Garcés. El enlace fue propuesto por el papa Adriano II, quien vio conveniente la unión cuando se juntaron en Roma embajadores de ambos estados y estuvieron dispuestos los bohemios a aportar dinero a los aragoneses para la lucha contra los infieles.
La joven Orosia fue enviada a Aragón con la dúplice embajada que acudió a sus esponsales en Roma. Iban su tío Acisclo, obispo de Lusacia, y su hermano el infante Cornelio. Vinieron a España por Baviera, Alemania, las Galias y los Pirineos. Cruzaron la cordillera en octubre del año 870.
Los árabes, que se enteraron de la llegada de la princesa, avisaron a Aben Lupo de Tena, lugarteniente de Muza Abensacin, el cual organizó un pequeño ejército para capturar a la comitiva. La Santa y sus acompañantes fueron localizados en Yebra de Basa. Estos, avisados del peligro, treparon hacia lo más alto del monte Oturia y se escondieron en una cueva. El musulmán, después de batir y talar la montaña, los encuentra.
Tras matar a Acisclo, Cornelio y sus acompañantes, Aben Lupo se encontró solo frente a Orosia. Prendado por su belleza, juventud y condición noble, le propone casar con Miramamolln de Córdoba. Al no aceptar, comienza el martirio. Primero le cortan los brazos y las piernas a la altura de las rodillas, finalmente cae la cabeza. Sus restos fueron esparcidos por la explanada del Puerto.
No se sabe quién los inhumó. Dicen que fue obra de los ángeles. En la madrugada del día 25 de junio de 1072, y tras un agradable sueño, el pastor Guillén de Guasillo vio que un ángel bajaba del cielo. Tras arrodillarse le dijo: «Levanta pastor y oye las órdenes de tu Dios y Señor». Este, guiado por el ángel, llegó al lugar donde se encontraban enterrados los restos de la mártir desde hacía dos siglos. El ángel le dijo que los exhumase y que llevase la Cabeza a Yebra y el Cuerpo a Jaca. Tras el feliz hallazgo, metió los restos de la santa en su zurrón y marchó presuroso a cumplir su misión. No había acabado de llegar a Yebra, cuando las campanas de la iglesia empezaron a tocar solas. Lo mismo ocurrió en todos los pueblos del Valle de Basa y la Val Ancha por donde pasó con el Sagrado Cuerpo. Igualmente sucedió en Jaca cuando Guillen se presentó a sus puertas, saliendo el Cabildo a recibirle a la Puerta de las Monjas.